miércoles, 5 de agosto de 2015
El País:Reinventar el apocalipsis zombi en familia
Una antigua fábrica de cacahuetes a las afueras de Vancouver (Canadá) acoge en el interior de media docena de naves los decorados de varios enclaves del nuevo apocalipsis que llega a la televisión. Algunos son recreaciones de lugares sencillos como una casa o un sótano; otros son secretos, escenarios de los que la productora pide que no se hable para evitar spoilers… Visitar como periodista un rodaje de estas características implica el compromiso de no poder comentar ciertas cosas hasta que se emitan. Los almacenes de esta factoría rodean una explanada donde hay aparcados un par de vehículos militares que se usarán de atrezo, varios coches y furgonetas y las caravanas de los actores de Fear The Walking Dead, la nueva serie de AMC basada en el mundo lleno de zombis creado por Robert Kirkman en un cómic hace ya 12 años. Fear, que se estrena el 23 de agosto en todo el mundo, es una serie que acompañará con nuevos personajes y de forma paralela a The Walking Dead, el mayor éxito de la historia de la televisión por cable estadounidense en número de espectadores por delante de ficciones como Juego de tronos, Breaking Bad o Mad Men. La acción transcurrie semanas antes de que Rick en The Walking Dead despierte del coma, ya inmerso en un mundo plagado de muertos vivientes.
La familia, el miedo a perderla y el esfuerzo por sobreponerse a un trauma de dimensiones mayúsculas inexplicable es la base de esta nueva serie. Los muertos y los zombis no hacen más que acentuar los conceptos de tragedia, supervivencia, unión y solidaridad. En la serie original, que comenzaba con el cataclismo ya desatado y el mundo despedazado e infestado de muertos vivientes, la unión de un grupo de desconocidos está marcada por la aceptación del horror originado por el apocalipsis y el enfrentamiento a la maldad intrínseca en la humanidad. El famoso discurso del coronel Kurtz en Apocalypse Now sirve como catalizador de ese concepto de familia: “El horror y el terror moral deben ser amigos. Si no lo son se convierten en enemigos terribles”. En Fear los protagonistas deben enfrentarse a ese horror desconocido desde el principio, antes de saber lo que está pasando. Y lo hacen desde una familia que está en fase de construcción, con un matrimonio en el que cada uno aporta hijos de un enlace anterior. Fear apela así a la gran temática de la ficción estadounidense como ya lo hicieron a su manera otras series dramáticas como Los Soprano, A dos metros bajo tierra, Breaking Bad, Friday Night Lights o la propia The Walking Dead. El núcleo de todo en la vida es la familia, por muy desestructurada que pueda estar.
La factoría de Vancouver acoge a dos familias: una ficticia y otra profesional. Ambas comparten los mismos rostros, los de intérpretes como Kim Dickens (Deadwood), Cliff Curtis (Guerreros de antaño), Frank Dillane (Sense8), Alycia Debnam-Carey (Los 100), Mercedes Mason (Californication), Lorenzo James Henrie (Warrior Road), Elizabeth Rodríguez (Orange Is the New Black) y la participación de dos estrellas con luz propia del mundo artístico latino: el panameño Rubén Blades y la mexicana Patricia Reyes Spíndola. La cadena AMC invitó en junio a EL PAÍS a asistir al rodaje para hablar con todos los miembros del reparto, productores y el director. Solo faltaron los zombis.
Aunque cada actor fue entrevistado por separado entre toma y toma, son tres los conceptos que todos coincidieron en expresar: su mayor miedo en la vida real es perder a sus familias y ese sentimiento lo aplican a los personajes; la idea de que cualquiera puede reinventarse, ya sea por un apocalipsis o como un inmigrante que llega a una ciudad como Los Ángeles donde se puede dejar atrás un pasado difícil para comenzar de nuevo y buscar un futuro mejor; y por último, si es posible afrontar un trauma inexplicable y cómo superarlo. “Sería como el 11-S, el Katrina o el Estado Islámico. El malestar, la ansiedad de no saber qué pasa y tener poca información, no saber si va a haber un Gobierno ahí para ti aunque asumes que se van a encargar de que estés bien, pero al final todo se desmorona rápido”, dice sobre este último aspecto Elizabeth Rodríguez. Para Mercedes Mason, “es como en El señor de las moscas, no tienes ni idea de quién es el tipo bueno y quién el malo y ni siquiera sabes si puedes confiar en gente como la policía”. En Fear el impacto está en el primer y devastador efecto que hechos así provocan en las personas. El “lo veo pero no me lo creo, es imposible”.
Desde la carpa de comida, situada en el aparcamiento de la fábrica, y por donde pasa todo el mundo, se aprecia bien el trajín del rodaje. Por allí pasan de un set a otro (se trabaja en más de un capítulo a la vez, con dos unidades de rodaje) los actores. Son días extrañamente soleados en la ciudad canadiense, lo que ha permitido al equipo rodar también algunas escenas de exteriores en callejones de la ciudad que bien podrían ser de Los Ángeles, donde transcurre la historia. Vancouver, conocida como el Hollywood del norte, atrae desde hace muchos años el rodaje de películas y series por su oferta de ventajas fiscales y equipos técnicos bien preparados. Este verano se han rodado allí producciones como Fear The Walking Dead, la vuelta de Expediente X o Deadpool, una de las próximas apuestas de Marvel.
En una de las naves está el taller de utilería, un lugar que huele a madera y pintura y donde no se para de construir escenarios. Allí también están las oficinas de producción, con un tablón lleno de notas y fechas de rodaje que los más fanáticos de la serie original, y ávidos de conocer detalles de la nueva, desearían haber visto hace meses. En el almacén contiguo está el decorado secreto que no aparecerá hasta la mitad de la temporada. En el siguiente, donde se ha recreado el interior de un sótano, se rueda una de las escenas más importantes de la temporada, con dos personajes que mantienen una importante conversación. Al entrar se pide silencio, es un momento tenso. Tanto que al final se decide que los periodistas se queden en el lugar donde se controla todo a través de varios monitores. Un par de naves más allá está el plató más grande, el lugar donde vive la familia protagonista. Es una casa construida al detalle por dentro y por fuera, no falta ni la caja de luces de navidad amontonada entre los trastos del garaje. Las habitaciones y los pasillos son más anchos de lo normal para poder mover y colocar las cámaras con comodidad. La vivienda es una recreación de una real de Los Ángeles, donde posteriormente se rodarán algunas escenas de exteriores.
Fear The Walking Dead juega con el reto de conseguir en los seis capítulos de que consta su primera temporada (hay confirmada una segunda de 15 para 2016) la aceptación de los espectadores que se han devorado la serie original (cuya sexta entrega se estrena en otoño) y con la confianza de atraer a un público nuevo, que se vea reflejado en esa familia con tantos cabos sueltos pero que debe aprender a afrontar el fin del mundo de la forma más unida posible. Los zombis están muertos; la familia, no.